38 años después Lo que queda de INTERAMA: las idas y vueltas del parque que trajo el futuro pero quedó anclado en el pasado

Era el más grande de Latinoamérica. Primero se convirtió en el Parque de la Ciudad y luego en la Ciudad del Rock. En parte del predio se hizo el barrio Olímpico. Hoy es un paseo cerrado, con juegos abandonados que crujen con el viento.

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Para los vecinos del sur y el oeste de Capital, ir al Italpark en Recoleta significaba cruzar la Ciudad. Hacerlo en colectivo era una hora y media de viaje. Pero la cercanía no fue el único motivo por el que tantos vecinos festejaron la llegada de Interama al extremo opuesto del mapa porteño, el 21 de septiembre de 1982. Estaban las atracciones importadas, las montañas rusas tan grandes como las que se veían en la tele, repartidas en cinco zonas temáticas: Latino, Carnaval, Futuro, Fantasía e Internacional. Era la chance de tener un mini Mundo de Disney a mano, en Villa Soldati. Muchos de los que vivieron esa inauguración conservan el recuerdo fresco, intacto, aunque hayan pasado ya 38 años. Una línea del tiempo entrecortada por cierres: con motivo de reparaciones, de reconversiones -en Parque de la Ciudad, en Ciudad del Rock, en paseo familiar-, de la pandemia. E interrumpida por la muerte del operario Hernán Fichetti tras salir despedido del juego Huracán en 2001. Esa tragedia proyectó la sombra que ya había terminado con el Italpark, después de que una adolescente muriera cuando se desprendió un carrito de una de las atracciones en 1990. A fines de 2003, el juez Roberto Gallardo ordenó el cierre de doce juegos. Aníbal Ibarra, entonces jefe de Gobierno, cerró el parque entero. La promesa era reabrirlo un mes después, con todas las atracciones en perfecto estado de funcionamiento. Pero el problema era de larga data: ya a fines de los 80 había juegos que habían dejado de funcionar. Tampoco los arreglaban. Poco a poco el predio comenzó a ser más un paseo que un parque de diversiones. Mejor diurno: en un momento ir de noche se volvió peligroso. Había robos, arrebatos. El hiato que iba a ser de un mes duró cuatro años: el parque reabrió en 2007, durante el interinato de Jorge Telerman, con muchos de sus juegos restaurados. Meses después, ya en la gestión de Mauricio Macri como jefe de Gobierno, las atracciones fueron cerradas y el parque quedó habilitado sólo como paseo. En el medio nació la Organización por la Conservación del Parque de la Ciudad (OCPC), cuya meta inicial fue impulsar la recuperación del predio como parque de diversiones. Por eso sus miembros, vecinos y fans del predio, enviaron a la Legislatura un proyecto para protegerlo como espacio público con juegos, y para que fuera reconocido como integrante del patrimonio cultural porteño. La iniciativa no prosperó. Pero hubo otro proyecto de ley de la OCPC que sí llegó a buen puerto: el que asegura la subsistencia del punto arquitectónico más alto de la región. “La Torre Espacial del parque se mantiene en pie porque fue catalogada como Patrimonio Cultural de la Ciudad, bajo la ley porteña 3.860, una norma impulsada por nosotros”, resalta Pablo Bolaño, miembro de la organización. Esa torre es un cuento aparte: con 200 metros de altura, es la construcción más elevada de Sudamérica. Y tiene sus propias leyendas, fans y cuenta de Instagram, @torreespacialok, creada por Hernán Rodríguez y con aportes de Bolaño y del especialista en montañas rusas Sebastian Vilas, todos miembros de la OCPC. Junto a Germán Peternek en cámara, Rodríguez genera la mayor parte del contenido, que además de videos incluye fotos, dibujos, mapas, hasta imágenes de cuando se fabricaban las atracciones en Suiza. Rodríguez también tuvo la idea de sumar este mirador al catálogo de obras arquitectónicas visitadas durante las ediciones 2016 y 2017 de Open House. "Además de aprender sobre las características técnicas de la torre, en el tour la gente pudo ver la estructura metálica por dentro y el movimiento de los ascensores, subir a un área de la segunda plataforma para tomar dimensión de sus 800 metros cuadrados, y ascender al mirador, a 176 metros de altura", recuerda. La torre cerró en diciembre de 2017 y había planes para reabrirla este año, pero quedaron frenados por la cuarentena. Desde la OCPC también presentaron un recurso de amparo junto a la entonces defensora adjunta del Pueblo porteño, Graciela Muñiz. Fue contra el convenio oficial para celebrar allí Rock in Rio, un festival que finalmente no se concretó. Pero el parque de diversiones murió igual. Parte de las atracciones fueron desguazadas y vendidas para construir Ciudad del Rock en la mitad más cercana a la autopista Cámpora. Ese recinto, con capacidad para 90.000 personas, también cumple años en estos días: se inauguró el 28 de septiembre de 2013, con un festival de reggae en el que tocaron Dread Mar I y Los Pericos, entre otros. El recinto tendría su prueba de fuego dos meses más tarde, con el Quilmes Rock. Blur, Café Tacvba, Tan Biónica y Ciro y Los Persas convocaron a miles, pero esa punta del mapa porteño estuvo peor conectada que nunca esas noches. Casi todos los colectivos que paraban allí desviaron su recorrido y volver en transporte público a la medianoche fue casi imposible, una misión que dependía de la suerte de caber en alguno de los pocos internos que habían pasado y frenado. Pero la pobre conectividad no fue el motivo invocado por el Gobierno porteño para explicar el fin de Ciudad del Rock apenas tres años después: dijeron que el principal conflicto se generó con las obras que tenían lugar en el Hospital Cecilia Grierson, ubicado dentro del parque, en Fernández de la Cruz 4402. “En breve se habilitará la internación y no es aconsejable tener tan cerca un predio con recitales”, habían explicado en su momento. A mediados de 2016 el destino del predio mutó de musical a deportivo, cuando se anunciaron obras del lado de la avenida Escalada para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018. Se levantaría un complejo de edificios, que primero albergaría a competidores y luego a familias. “Se reconfigurará el predio del Parque de la Ciudad para dar lugar a un nuevo parque metropolitano y un nuevo barrio, que impulsarán el desarrollo económico y social de la zona sur de la Ciudad”, rezaba el plan del Gobierno porteño. Al año siguiente llegaría un anuncio más: el de la convocatoria a un concurso de proyectos para poner en valor el Parque de la Ciudad. Algunos miembros de la OCPC asesoraron al estudio arquitectónico que ganó mención de honor, con una propuesta para mantener lo que quedó en pie y restaurar lo que quedaba como parque de diversiones. Pero finalmente se avanzó poco y nada. El parque siguió abriendo como paseo familiar, sábados, domingos y feriados de 10.30 a 18, con talleres de arte y deportes, entre otras actividades. También funciona allí una sede del programa Colonias de Verano, del Gobierno de la Ciudad. Pero ya el 15 de marzo debió suspenderse la milonga en el salón Techos Azules por la aún inminente cuarentena, y más tarde todo el predio cerró. Hoy hasta sus vecinos más próximos lo miran de costado: las 700 familias que ya se mudaron al Barrio Olímpico, ubicado sobre el mismo predio, están separadas del resto del parque por un vallado de chapones, que comenzó a instalarse a fines de 2018 y principios de 2019. Reclaman que se levante para poder acceder al lugar. “Desde 2018 nos vienen diciendo que el Barrio Olímpico sería el Palermo de Soldati, y que iba a estar integrado al Parque de la Ciudad. Pero nunca tuvimos acceso y tenemos apenas una plaza, que mide menos que una manzana. Vemos el parque desde los balcones”, cuenta Agostina López, que se mudó hace un año. Además de verlo, también lo escuchan. De noche el viento hace sonar los juegos aún en pie: la doble vuelta al mundo Sky Wheel, las montañas rusas, el Scorpion. “Es tétrico”, repiten los vecinos. Desde Corporación Buenos Aires Sur, la empresa estatal que impulsó el barrio, destacan que hay una nueva gestión desde diciembre de 2019, como parte de las modificaciones propias de todo inicio de período de Gobierno. Y aclaran que igualmente están “tomando nota de los reclamos por los chapones, aunque aún no se definió ni cerró nada. La problemática está en análisis”. Con la reapertura de los espacios verdes hoy cerrados por la cuarentena, y si se hace lugar a los reclamos vecinales, comenzará otra etapa -una más- de este disputado Parque de la Ciudad. Un espacio que no muta radicalmente de un período a otro sino que los superpone, los acumula, los exhibe en los restos que aún conserva. Como un corte geológico, pero en horizontal. FUENTE: DIARIO CLARIN (Karina Niebla - 20/9/2020)